A medida que pasa el tiempo
me resulta espantoso pensar en el amor.
Como una cama con sábanas manchadas
o una habitación en penumbras
donde nunca entra el sol.
Hay cierta propiedad de las cosas,
una manera efímera
en la que es posible la existencia.
Todo está sumido en un abismo
maquillado con sueños de verano.
A medida que pasa el tiempo
va tomando cierto matiz dramático.
Todo libro tiene una última página.
Toda historia tiene un punto final.
Y al fracaso mismo del corazón
se reducen todas las historias de amor que se repiten.
El amor, lejos de ser lo que aprendí,
es una enfermedad extraña,
una especie de síntoma que terminará cuando me cure.
A medida que pasa el tiempo
y me acerco a la muerte,
veo al amor como un recuerdo,
una estampa ingenua...
algo que traté de entender
pero muy lejos de lo que me dijeron
y terriblemente espantoso en el ocaso.
El amor, lejos de ser lo que aprendí,
es una enfermedad extraña,
una especie de síntoma que terminará cuando me cure.
A medida que pasa el tiempo
y me acerco a la muerte,
veo al amor como un recuerdo,
una estampa ingenua...
algo que traté de entender
pero muy lejos de lo que me dijeron
y terriblemente espantoso en el ocaso.