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Cualesquiera sean tu nombre o territorio, tu mundo y tus mapas, el origen nos encuentra en el Movimiento como continente de todos los territorios, cuerpo ancestral y matriz de todos los cuerpos.
Entrenamos el ritual y la celebración.
Abrimos márgenes en la realidad.
Traemos lo emergente en su manifestación.
La actividad es redescubrimiento del juego y exploración del espacio como cauce, emergencia, conspiración con la vida y celebración.
Inabarcable, el Movimiento gesta su cuerpo. Conmovernos es “movernos-con” esa capacidad de crear que contiene el Círculo. Reconocerlo y reorientarnos al corazón de esa fragua nos habilita a la manufactura de nuestras propias herramientas de precisión. Una ronda es un cuerpo de encuentros y cada grupo un organismo dinámico de abordajes. Todos los cuerpos: instinto, emoción, percepción, pensamiento, sentimiento, voz, preceden a la palabra y son membranas del alma, umbrales de entrada al flujo creativo intérprete-autor.
Conformado un grupo, permanece y es continente de continuidad entre encuentros. La extensión de la siembra, la profundidad de los procesos y el acompañamiento adecuado, la abundancia y multiplicación de los frutos fecundan en la reciprocidad de quienes abordamos el círculo.