Mariposa, señora del cambio, te invoco para cambiar mi vida.
Que los colores ardientes de tus frágiles alas me recuerden la belleza que se encuentra en lo efímero, las conexiones que comparten todas las cosas, el vuelo y la importancia del viento.
Muéstrame el sendero de lo que está por venir. Tú que has tocado la muerte en tu metamorfosis y has resurgido en algo nuevo, aletea hacia mi vida, espíritu alado, y enséñame a reconocer el cambio al acercarse, darle más la bienvenida para temerle menos, a confiar en que me protegerás y guiarás desde la oscuridad de la crisálida hasta el resplandor de un nuevo mundo, un nuevo día y un nuevo ser. Mariposa, yo te invoco.