aunque no había visto el sol
en todo el día.
Quería dormir con la conciencia tranquila,
con el tiempo que le sobró.
Salió del cuarto sin hacer ruido.
Las cosas suelen quejarse
cuando no están en su lugar.
Las pausas las marcaba el viento
que azotaba fuera de la casa.
A alguien le regalaron su virginidad.
El diámetro de sus caderas avanzaba.
Es mucho faltarle el respeto al silencio.
Entonces el silencio lo decía todo.
La tormenta lo mataba
a punto de desatarse..
Se tumbó en la cama.
Volcó la leche.
La noche siguió igual
mientras él dormía...
Javier Sosa