Díganle al señor de las palabras que se está haciendo tarde
que la noche no alcanza
y que aún queda mucho por decir.
Díganle que el silencio se presiente...
que la luna oscura viene lenta...
No son las dudas del silencio las que nos ocupan en este instante.
No.
Son aquellas cosas no dichas...
Díganle al señor de las palabras
que necesitamos más tiempo, más vida...
Que hay algo siniestro en el juego del decir
que puede acabar por matarnos.
Javier Sosa