Relatos bajo la forma mágica de una propiedad ajena, la del lector. Autoría encubierta en mentira y espejo del que no soy... del que lee. Siniestro juego, encanto de una pasión más allá de mí mismo, inscripta en un otro siempre ausente de mí... agonía de un deseo que se hace signos: símbolos de quienes somos o hacia donde vamos... Entre el silencio y la línea que nos divide: palabras, traducciones de nosotros mismos, lenguajes de nuestra propia ausencia.

lunes, 29 de marzo de 2010

Sobre hablar y cagar


Un otro

me dijo hoy

que me tenía que reir

de mi identidad, que me tenía

que cagar de risa de eso. Mi otro yo no

puede reirse de la identidad de otros... Entonces

le digo que hay otros y otros que ofenderse pueden.

El otro me dice que no hay límite ético para la ironía...

entonces, a cuenta de que no tenía dinero para pañales ni papel

higiénico, preferí no elegir cagarme de la risa... Después pensé para mí:

"Algún olor a mierda debe sentirse al reirse tanto de los otros"

Fue ahí cuando comencé a sentir el nauseabundo olor de

esa ideología repugnante llamada discriminación

que tantos comen, vomitan y cagan sin siquiera

usar pañales ni pedir disculpas.

¿Es posible que la mierda

para algunos sea tan

invisible como

los otros?

Javier Sosa