Javier Sosa
La noche es tu infinito azul:
un terciopelo de caricias y labios,
inundando las ideas, las fantasias,
colmando el cáliz de deseo,
abriendo nuevas puertas al sur.
Tus ojos vuelven y resisten los mios;
tus ojos escapan encendidos.
Tibia memoria de un latido
que se repite a cada segundo:
me tomas altivo,
me desnudas furioso y galopante,
me desatas,
destierras mi ser de su certeza,
de su silencio
que ahora convierto en palabras:
trizas quedo en un lenguaje indecifrable.