Una tarde no es el sol o la brisa.
Una tarde son tus ojos y mis pupilas,
copulando en la luz, abrazando recuerdos.
Una tarde llegarás con tus corceles en llamas.
Una tarde ya no estarás ausente,
no estarás detrás del silencio o delante de la nada.
Atesoro una imagen de incandescencias...
el sol desciende implacable y lo arrasa todo.
Un haz nos eclipsa en misterioso recorrido
hacia el vacío, hacia el abismo.
Una tarde no es el sol o la brisa.
Una tarde son tus alas y mi tiempo,
el deseo de estar en vos,
guardando historias que no se escribirán.