Hay formas de sufrir que enseñan a amar
ausencias que dicen más que las palabras
personas que son más ángeles que humanas
y momentos difíciles que engañan al tiempo
pero que deparan felicidad.
Lo que parece malo puede resultar, con el tiempo, en algo bueno
lo que parece bueno puede no tener nada que ofrecer.
El paso del tiempo opera en forma inversa
nos envejece pero nos hace más felices
nos pone más atentos a la verdad,
a lo cierto, a lo posible y a lo humano.
Hay formas de sufrir que enseñan a perdonar,
a olvidar, a dejar ir aún amando, a conocerse más.
Hay mucho que vivir en un segundo de nuestras vidas
cuando todos los años que pasaron no pueden dar cuenta
ni de quién somos, ni a dónde vamos...
Si ese segundo es transformador, el tiempo es una ilusión,
y las separaciones, un mito.