Relatos bajo la forma mágica de una propiedad ajena, la del lector. Autoría encubierta en mentira y espejo del que no soy... del que lee. Siniestro juego, encanto de una pasión más allá de mí mismo, inscripta en un otro siempre ausente de mí... agonía de un deseo que se hace signos: símbolos de quienes somos o hacia donde vamos... Entre el silencio y la línea que nos divide: palabras, traducciones de nosotros mismos, lenguajes de nuestra propia ausencia.

lunes, 29 de febrero de 2016

Sombrerero III (recortes)



Javier Sosa (El Sombrerero) dice:
"Entiendo que si es posible contar cuántas palabras vamos diciendo, entonces es posible contar algo con palabras. Como lo primero es poco factible, lo segundo no es cierto y lo tercero acá no existe pero los números siguen así hasta el infinito. Parece que lo cierto no es lo aparente porque es evidente que las palabras no pueden contar mucho si nos terminan contando ellas a nosotros."

Sobre Javier Sosa (El Sombrerero) dicen:
"Es conocido por celebrar exactamente lo contrario de lo que toca: los no cumpleaños. Fácilmente será tachado de maníaco, pero ¿por qué nos da tanto miedo hacer lo que no toca?"
"Es lunático, bipolar, entusiasta y depresivo"
"Es nocturno y taciturno"

no sólo es todo corazón sino que sus cambios de humor se reflejan con enorme viveza en su cara y también en su atuendo. Ha esperado ansiosamente el regreso de Alicia y es el único amigo de verdad, el que cree en ella cuando nadie lo hace. No tiene miedo a nada, y recorre enormes distancias para protegerla corriendo todo tipo de peligros. El Sombrerero se sentía orgulloso de confeccionar los sombreros de la Reina Blanca. Pero está envenenado con mercurio, un efecto secundario de la fabricación de sombreros y no está nada bien. “El Sombrerero siempre me pareció un personaje trágico”, dice Depp. “En muchos aspectos es una víctima. Es cierto que sufre los efectos del mercurio pero en esta versión hay un elemento trágico de su pasado que pesa mucho en el personaje


El Sombrerero (Loco)
Con el estreno de la nueva versión de «Alicia en el País de las Maravillas», de Tim Burton, se ha vuelto a poner de moda esa inmortal obra de Lewis Carroll y sus extravagantes personajes. Y, por las fotografías de revistas y periódicos, el que parece haberse puesto más de moda es el popularmente conocido como Sombrerero Loco, posiblemente porque está interpretado por Johnny Depp, principal estrella de la película, si bien en la novela se le llama sencillamente «el Sombrerero». Conozcamos un poco más sobre este personaje y las razones de su locura.

El Sombrerero aparece por primera vez en el capítulo séptimo de «Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas», si bien ni este capítulo ni este personaje aparecían en el manuscrito original de la obra («Las aventuras de Alicia bajo tierra», hoy disponible en edición facsímil o a través del proyecto Gutenberg), si no que fueron posteriormente añadidos por Carroll al reescribir el manuscrito para su publicación.

En un capítulo anterior el gato de Cheshire ya avisa a Alicia de que se va a encontrar con el Sombrerero, y que está loco. Es la única vez que esas dos palabras aparecen tan seguidas, si bien el comportamiento del personaje y el título del capítulo en que aparece («A Mad Tea Party», que podríamos traducir como «una merienda de locos») parecen confirmar lo que decía el gato.

En esa merienda o reunión para tomar el té, Alicia se encuentra con tres personajes: un lirón, que se pasa casi todo el tiempo dormido (parece ser un guiño al wombat que el pintor Dante Gabriel Rossetti, buen amigo de Carroll, tenía como mascota… y que se pasaba todo el día durmiendo), la Liebre de Marzo y el Sombrerero. Estos dos últimos son los que, con sus continuos disparates y ocurrencias, parecen estar locos y dan sentido, o más bien sinsentido, al título del capítulo.

Una broma lingüística, las frases hechas
En el título del capítulo ya podemos ver una broma lingüística de las que tanto le gustaban a Carrol. En el inglés de su época existían dos frases hechas para referirse a alguien de conducta excéntrica o desordenada: «loco como un sombrerero» y «loco como una liebre de marzo». La primera se usaba normalmente en la época de Carroll, si bien la segunda era un tanto arcaica (aunque tras el éxito de Alicia volvió a ponerse de moda). Está claro que el que ambos personajes protagonicen esa merienda, y que los dos estén un poco locos, es una clara referencia a esas expresiones populares.

El origen de «loco como una liebre de marzo» tiene que ver con que en ese mes es cuando las liebres entran en celo, comportándose para sus rituales de apareamiento de una forma mucho más agresiva y extraña que el resto del año.

La expresión «loco como un sombrerero» tiene unos orígenes más inciertos. Algunos lingüistas piensan que viene de la asociación del sustantivo «hatter» (sombrerero) con el antiguo verbo «hatter», que se usaba para indicar que alguien tenía una conducta molesta con los demás. Otros la relacionan con el vocablo anglosajón «atter», que significa «veneno», y haría referencia a los síntomas de locura que aparecen al consumir algunas sustancias tóxicas.

Algunos estudiosos asocian la expresión con Roger Crab, un sombrerero que en el siglo XVII vendió todas sus propiedades, regaló el dinero a los pobres y se dedicó a vivir en el monte siguiendo una estricta dieta vegetariana.

Otra teoría, que es la que aparece recogida con más frecuencia en los medios, revistas e incluso en algunas entrevistas con el actor Johnny Depp, tiene que ver con una causa médica.



Una broma médica, la hidrargiria
Los sombrereros, a lo largo del siglo XVIII y XIX, usaban mercurio para preparar el fieltro de los sombreros, con lo que, si no tomaban las debidas precauciones, podían acabar sufriendo los síntomas de la hidrargiria, un envenenamiento progresivo con mercurio.

Aunque los síntomas más visibles de este trastorno son cutáneos: escamaciones y manchas en la piel, también suele verse acompañado por manifestaciones neurológicas, como sensaciones de picores, calor, quemazón… que puede provocar gestos y conductas de lo más extravagante en las personas que lo sufren. En casos graves puede aparecer la amnesia anterógrada, o sea, que el enfermo no sea capaz de retener cosas nuevas en su memoria, con lo que el pobre nunca sabrá qué es lo que iba a hacer o lo que le acaban de decir, estando en permanente estado de confusión e incapacitado para llevar una vida normal. En este caso su «locura» es mucho más grave, evidente y llamativa.

Sin embargo, el origen concreto del personaje del Sombrerero, aunque pueda participar un poco de todo lo expuesto hasta aquí, más que con la enfermedad tiene que ver con un homenaje que Carroll le hizo a un conocido suyo de Oxford.

Una broma personal, Theophilus Carter
Theophilus Carter era conocido de todo el mundo en Oxford. Era un tratante de muebles que también se dedicaba a inventar trastos y aparatos de dudosa utilidad. Uno de los más célebres fue una «cama-despertador» que, a través de un complejo mecanismo, expulsaba literalmente al durmiente de la cama, tirándolo en una bañera de agua fría cuando sonaba la alarma del despertador.

Este invento fue homenajeado por Nick Park en sus series sobre «Wallace y Gromit», donde aparece una cama que sigue la idea de Carter, si bien el protagonista es directamente introducido en su ropa, y no en una bañera de agua fría. En la versión de Disney de «Alicia en el País de las Maravillas» también podemos ver como el Sombrerero disfruta utilizando algún simpático invento de dudosa utilidad… como esa tetera con tres pitorros para servir todas las tazas de té a la vez; simpático homenaje de Disney a Carter.

En la novela, la obsesión del Sombrerero con el tiempo y los relojes también puede ser vista como un guiño a ese peculiar invento de la cama-despertador. Además, en su capítulo, los muebles tienen una gran importancia, en evidente referencia a la profesión de Carter.

Theophilus, además, era conocido por su conducta extravagante y sus bromas, y por la gran chistera que le gustaba lucir cuando estaba en su establecimiento. Por todo eso, algunas personas se referían a él con el mote de «Mad Hatter», el Sombrerero Loco.

Carroll hizo viajar a su ilustrador, Tenniel, hasta Oxford, para retratar a Carter y que fuesen sus rasgos los que aparecían en el rostro de su personaje el Sombrerero, inmortalizando así a su peculiar conocido. Además de esos rasgos faciales, Tenniel le añadió la etiqueta del precio al sombrero, no queda claro si como despiste o porque el sombrerero usaba su cabeza a modo de improvisado escaparate. Ese precio, 10 chelines y 6 peniques, un precio razonable para la época, ha sido tomado como punto de partida en ciertos ambientes de Oxford y otros lugares para celebrar el «día del Sombrerero Loco» el 6 de octubre (en la notación inglesa de las fechas, primero se pone el mes y luego el día), una especie de segundo día de los inocentes.

En tiempos de Carroll circuló la leyenda de que el Sombrerero Loco era una caricatura del político liberal William Gladstone (Carroll era conservador), algo que fue desmentido tanto por el autor como por Tenniel. Y quizá por ello, en la continuación, «Las Aventuras de Alicia a Través del Espejo, y lo que encontró allí», sí aparecen verdaderas caricaturas de Gladstone y, su oponente político, Disraelí.

El matemático americano Norbert Wiener, padre de la cibernética, en su autobiografía, comenta que Bertrand Russell se parecía muchísimo a esa ilustración del Sombrerero Loco, y que, además, sus dos colegas de Cambridge, McTaggart y Moore, se parecía respectivamente al Lirón y a la Liebre de Marzo… con lo que ese grupo de tres pensadores era conocido en la universidad como el «Trinity’s Mad Tea Party» (algo así como «la Merienda de Locos del Trinity»).

Una broma astronónica, el lunático
Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas tienen lugar el 4 de mayo de 1862. Según el estudioso de Carroll, Alexander L. Taylor, ese día el calendario lunar iba dos días por detrás del calendario solar… con lo que cuando el Sombrerero dice que su reloj va dos días atrasado (un chiste muy simpático, pues los relojes de la época sólo daban la hora y no incluían los días) también hace referencia a que él sigue el calendario lunar… una broma sobre su locura, pues eso lo convierte en un «lunático»

Hatta
El Sombrerero vuelve a aparecer en el capítulo XI de «Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas», como testigo en el juicio contra el «Paje de Corazones» por robar unas tartas, y también en la continuación de esta novela, la aún superior «Las aventuras de Alicia a Través del Espejo, y lo que encontró allí», si bien allí su nombre se abrevia y pasa de ser «Hatter» a ser «Hatta», y trabaja como mensajero del rey. La Liebre de Marzo también aparece, abreviada de «March Hare» a «Haigha», y trabaja en lo mismo que su viejo amigo: mensajera del rey. El monarca explica que necesita dos mensajeros, pues uno se encarga de llevar los mensajes y otro de traerlos.

Podemos ver como ya en la concepción del personaje, sin entrar en sus complejos y divertidos parlamentos, se concentran toda una serie de juegos lingüísticos, bromas personales y sutiles referencias astronómicas con las que Carroll y Tenniel pusieron la primera piedra de este entrañable Sombrerero Loco.

Para saber más y disfrutar plenamente, tanto de él como de toda la obra, aconsejo la lectura de la versión anotada por Martin Gardner, para mi gusto, la mejor. La traducción que ha hecho a nuestro idioma Francisco Torres Oliver, cuidadamente editada por Akal, con las ilustraciones originales de Tenniel, es estupenda... aunque un poquillo cara. Pero merece la pena.