Relatos bajo la forma mágica de una propiedad ajena, la del lector. Autoría encubierta en mentira y espejo del que no soy... del que lee. Siniestro juego, encanto de una pasión más allá de mí mismo, inscripta en un otro siempre ausente de mí... agonía de un deseo que se hace signos: símbolos de quienes somos o hacia donde vamos... Entre el silencio y la línea que nos divide: palabras, traducciones de nosotros mismos, lenguajes de nuestra propia ausencia.

miércoles, 18 de septiembre de 2019

Dinero

Mi dolor no es moneda.

Sin embargo, cursa en mi una deuda impagable.

Debo dar crédito a ese dinero que me hace desear,

que me desborda, que me complace,

y que vuelve a hacer a mi dolor.

Mi padre, que en paz descanse,

trabajador incansable para que yo sea.

Esto de tener para comer y vivir.

Esto de vivir en un mundo que agita el tener.

Yo quedo en deuda hoy, no sólo de dinero,

sino de la paga de ese crédito incómodo y roedor,

que es el dolor mismo por ser y por desear.