Relatos bajo la forma mágica de una propiedad ajena, la del lector. Autoría encubierta en mentira y espejo del que no soy... del que lee. Siniestro juego, encanto de una pasión más allá de mí mismo, inscripta en un otro siempre ausente de mí... agonía de un deseo que se hace signos: símbolos de quienes somos o hacia donde vamos... Entre el silencio y la línea que nos divide: palabras, traducciones de nosotros mismos, lenguajes de nuestra propia ausencia.

domingo, 14 de junio de 2009

Diálogos textuales: Epístola I


Salmónidos

Es universalmente conocido que los salmones concurren a desovar al lugar donde nacieron. Para ello recorren enormes distancias en el mar y luego remontan el río hasta la naciente. Allí depositan sus huevos, en el mismo sitio donde sus padres depositaron los suyos; y también sus abuelos. Me gusta pensar que hay un único lugar en el mundo, bajo las aguas de un río que no conozco, hacia donde concurren todos los salmones de la Tierra en la epoca de la procreación. Allí Dios depositó el huevo del primer salmón.

Raul Brasca en Todo tiempo futuro fue peor.

Desvío al origen

Camino bajo las aguas de un río que no conozco. Es una largo viaje corriente arriba en otoño y primavera. Veo peces de barro con ojos negros de piedra brillante. Veo camalotes con flores fecundas, con hojas de un verde insolente.

Oigo el agua, la tierra, los seres que se ocultan húmedos en la orilla. Siento el aroma de los matorrales, esas texturas ribereñas, esas formaciones misteriosas de los misteriosos rincones que la corriente habita.

Camino mis propias palabras en la voz de mis padres y mis abuelos. No llevo ropa: entendí que la mitad de mi ser estaba ausente en ella. No llevo recuerdos: me alimentan los olvidos sin sentido. Voy hacia el único lugar del mundo en donde hay un silencio que no se puede decir: un silencio que no escribo. Camino bajo las aguas de un río que no conozco.

Javier Sosa