Mi sangre se convirtió en una amenaza.
Mi hígado se convirtió en mi corazón.
Mi corazón está herido de indiferencia.
La indiferencia mata.
Hay otra sangre en otro río,
del otro lado,
que me espera.
Hay otros seres,
del otro lado,
que me esperan.
No es la misma sangre.
No es el mismo río.
Porque somos más que sangre.
Sin embargo,
mi letra está escrita con sangre.
Hay sangre en todas partes,
hasta en los rincones de la memoria.
Hay sangre en el deseo,
en la calle,
en el silencio.
No quiero ir
a donde me llevan mis pies.
No quiero ir
hacia donde todos vamos.
Quisiera pensar que hubo otro tiempo,
otros lugares, otra sangre posible.
Me absorve lo desconocido, lo siniestro...
Penetra mi piel,
.
.
.
va por mis venas,
.
.
.
llega a mi hígado.
Javier Sosa