Hay un camino que no tomé.
He traicionado a la tradición.
A mis padres. A mi educación.
He sido inmoral.
Desagradecido he sido.
Y en esto no hay elección.
Ser así me deja fuera.
Hay un camino que no camino.
Las huellas que escribo son mías.
Y el camino sin huellas quedó lleno de ausencia.
Ese es el precio.
Quedar en la ausencia y en la memoria al mismo tiempo.
Oigo pasos que no son míos.
Son los otros pasos.
La traición es ajena a mi cuerpo.
Es al mismo tiempo legado y lejanía.
La tradición duele en primera persona del singular.
Ser traidor me destierra de mi propio cuerpo y mi propio deseo.
Aquí.
En esta carne,
arde la misma culpa
y la misma resistencia.
En esta carne,
arde la misma culpa
y la misma resistencia.
Adentro se levantan legiones.
Ejércitos se levantan adentro.
Y adentro, la nada.
Y adentro, la ausencia.