Relatos bajo la forma mágica de una propiedad ajena, la del lector. Autoría encubierta en mentira y espejo del que no soy... del que lee. Siniestro juego, encanto de una pasión más allá de mí mismo, inscripta en un otro siempre ausente de mí... agonía de un deseo que se hace signos: símbolos de quienes somos o hacia donde vamos... Entre el silencio y la línea que nos divide: palabras, traducciones de nosotros mismos, lenguajes de nuestra propia ausencia.

domingo, 31 de octubre de 2010

El crimen supersónico por Sebastián Mancuso

por SEBASTIÁN MANCUSO
In memoriam E. A. P.


ADVERTENCIA

Como en toda elucubración literaria de carácter policial, aquí hay un crimen. Asimismo, hay alguien (o algo) que mata a otra entidad recíproca cuyo devenir, por cuestiones de lógica existencial, muere. Por lo tanto, es necesario advertir que, sobre el final, se encontrará con la muerte inexorable del relato mismo, y de todo lo que éste contiene.

EL RELATO

Recóndito y absolutamente discreto para ser sincero. Así fue como se pudrió todo. Primero con un sonido sordo que esparció las ondas de aire hasta llegar a los tímpanos del mono; luego, un susurro abstracto, imperceptible, acariciándole la mente. El mono piensa. Imagina que se convierte en hombre. Y entre los gritos lacerantes de la jungla y las lianas desoladas, se queda colgado de un idea.

Visible y para nada humilde, si es que no fuera verdadero. No es así como se soluciona algo. En última instancia, hay que callar hasta volverse afónico y aspirar todas las ondas de sonido para que el roce no las desgaste. El hombre calla. Piensa que alguna vez fue mono. Y más allá del cemento queda solo frente a la ficción de la jungla que, esta vez, no perdona.

EL FIN