Relatos bajo la forma mágica de una propiedad ajena, la del lector. Autoría encubierta en mentira y espejo del que no soy... del que lee. Siniestro juego, encanto de una pasión más allá de mí mismo, inscripta en un otro siempre ausente de mí... agonía de un deseo que se hace signos: símbolos de quienes somos o hacia donde vamos... Entre el silencio y la línea que nos divide: palabras, traducciones de nosotros mismos, lenguajes de nuestra propia ausencia.

viernes, 8 de octubre de 2010

Semejante a la noche



La noche se cierne sobre mis ideas. Las batallas de la memoria abruman mi pensamiento. Debo partir pronto a no-sé-dónde. Sólo podré tomar algunas pertenencias e irme. Ayer llegó una carta. Sus palabras me instaban a desaparecer de aquí. No podré saludarte y no sabrán de mí los demás. No puedo decir más que esto, lo cual no es poco. Ni siquiera tengo la certeza de que estas palabras las lea alguien. Una flecha oscura ya sangra mis sentimientos. Sin embrago, quisiera pensar que es diferente, que mañana podremos vernos bajo la dulce higuera de abril que nos inunda con su aroma y su sombra. En esta hora y en este lugar dejo para tí mis palabras y mi recuerdo. Ya no puedo prometer ni mi propia existencia. Sólo sé que mi amor por tí se acrecienta en la partida y que nada podría alegrarme más que sentir tus manos en mi frente… tus manos en mi corazón... y sin tus manos, tengo merecido mi destino.
Javier Sosa