Relatos bajo la forma mágica de una propiedad ajena, la del lector. Autoría encubierta en mentira y espejo del que no soy... del que lee. Siniestro juego, encanto de una pasión más allá de mí mismo, inscripta en un otro siempre ausente de mí... agonía de un deseo que se hace signos: símbolos de quienes somos o hacia donde vamos... Entre el silencio y la línea que nos divide: palabras, traducciones de nosotros mismos, lenguajes de nuestra propia ausencia.

lunes, 23 de enero de 2017

Mientras tanto

Imperios del dolor.

Cantos de una única noche.

Todos con lo mismo. Todos, lo mismo.

Y los pobres de corazón con los ricos en mentiras.

Y, así, no escuchaban.

Tal y como si fuera ninguno.

Todos con sus elogios, sus palabras halagadoras y las fábulas a la luz de la luna.

Los sauces, los lagos, las risas que sollozaban amor...

Hoy es jueves y nadie lo entendería pero sólo un jueves podía pasar.

El espléndido almohadón de plumas en el césped verde y reverdecido por la primavera.

Sí, era un jueves de setiembre y la luna lloraba con dolor, por amor... enternecida por las luces de la noche.

Así, una vez más, como siempre un jueves, las jaulas, las canciones y las niñas sordomudas iban como si nada....

Y como si nada los féretros, los arrojados al río desde lo alto, en vuelo.... y así nosotros, los putos, los que nadie refiere con vida... los mismos muertos.