Imperios del dolor.
Cantos de una única noche.
Todos con lo mismo. Todos, lo mismo.
Y los pobres de corazón con los ricos en mentiras.
Y, así, no escuchaban.
Tal y como si fuera ninguno.
Todos con sus elogios, sus palabras halagadoras y las fábulas a la luz de la luna.
Los sauces, los lagos, las risas que sollozaban amor...
Hoy es jueves y nadie lo entendería pero sólo un jueves podía pasar.
El espléndido almohadón de plumas en el césped verde y reverdecido por la primavera.
Sí, era un jueves de setiembre y la luna lloraba con dolor, por amor... enternecida por las luces de la noche.
Así, una vez más, como siempre un jueves, las jaulas, las canciones y las niñas sordomudas iban como si nada....
Y como si nada los féretros, los arrojados al río desde lo alto, en vuelo.... y así nosotros, los putos, los que nadie refiere con vida... los mismos muertos.