Relatos bajo la forma mágica de una propiedad ajena, la del lector. Autoría encubierta en mentira y espejo del que no soy... del que lee. Siniestro juego, encanto de una pasión más allá de mí mismo, inscripta en un otro siempre ausente de mí... agonía de un deseo que se hace signos: símbolos de quienes somos o hacia donde vamos... Entre el silencio y la línea que nos divide: palabras, traducciones de nosotros mismos, lenguajes de nuestra propia ausencia.

jueves, 17 de noviembre de 2016

Rosas

El rosedal de las mañanas
Que guarda un silencio opresivo
De tantos aromas desperdiciados
De caricias ausentes
Besando rosas de nadie
En ninguna parte hay una para mí
Todas fueron para el resto
Habrá canciones para mi muerte
Habrá recuerdos cuando me haya ido.