Relatos bajo la forma mágica de una propiedad ajena, la del lector. Autoría encubierta en mentira y espejo del que no soy... del que lee. Siniestro juego, encanto de una pasión más allá de mí mismo, inscripta en un otro siempre ausente de mí... agonía de un deseo que se hace signos: símbolos de quienes somos o hacia donde vamos... Entre el silencio y la línea que nos divide: palabras, traducciones de nosotros mismos, lenguajes de nuestra propia ausencia.

sábado, 29 de agosto de 2009

Adormecido

Las esperanzas, sedentarias, se dejan viajar por las cosas y los hombres, y son como las estatuas que hay que ir a verlas porque ellas ni se molestan.
Cortázar, Historias de Cronopios y de Famas.

El problema sigue siendo la palabra.
No por lo que ella nombra, sino por la manera en la que nos separa del mundo.

¿Quién dijo que hay que buscar el amor en él?
Si el amor se ha ido a un lugar sin camino...

El amor es lo que él llama capricho.
No serás mi nombre, amor.
Serás amor cuando dejes la gloria para compartirte .

Y vamos del amor a la justicia.
Eso es amor. Ser justo con nosotros tanto como no puede serlo el otro.

Lo peor de todo: no asistimos a nuestro propio casamiento.
Y al tiempo solemos buscar a alguien que nos recuerde la historia.

Repetimos tropiezos y andanzas, cobardes de nuestra propia vida...
de nuestra propia responsabilidad por ser felices.

Te soy sincero... no tengo un lenguaje de la verdad...
porque quiero ajustarme a tu verdad en la medida de lo posible...

Si los hechos se ordenaran a tu antojo te sentirías más amado...
pero qué misterio pierdes en no querer ver cuánto te aman en el desorden de los hechos.

¿Te motiva la esperanza o la desesperanza?
Es lógico dejar en la espera la solución a todo.
O, quizás, tomar la punta del hilo y construir un tejido nuevo...

Quisiera que esa estrella rutile más lento.

Encima esta noche tiene luna...
siento que me duermo.