y te estrelles en mis palabras,
como algo nuevo,
como algo diferente,
como algo cotidiano.
Te hablo a vos,
a alguien que desconozco
y porque te conozco.
Siempre lo mismo.
Siempre diferente.
Te invito a seguir leyendo
pero nunca igual
siempre diferente,
como si esto fuera algo para vos,
como si en realidad
te enamoraras de mis palabras.
Ya me dejaste entrar.
Fijate: mis palabras
quedan en vos
y ni sabés por qué magia extraña
han sido perfumadas
con el efecto que poseen.
Porque el poema
lo escriben tus ojos
no mis manos.
Javier Sosa