Relatos bajo la forma mágica de una propiedad ajena, la del lector. Autoría encubierta en mentira y espejo del que no soy... del que lee. Siniestro juego, encanto de una pasión más allá de mí mismo, inscripta en un otro siempre ausente de mí... agonía de un deseo que se hace signos: símbolos de quienes somos o hacia donde vamos... Entre el silencio y la línea que nos divide: palabras, traducciones de nosotros mismos, lenguajes de nuestra propia ausencia.

jueves, 13 de agosto de 2009


Cómo debo gritar la ira de tu silencio.
Cómo debo matar los sueños que soñamos juntos.
Uno a uno los entierro y los aplasto.
Su sangre fluye a borbotones como desmintiendo.

Pero vuelven
son millones
vuelan por todas partes.

Tu cuerpo en otras manos.
Tus ojos en otros ojos soñando.

Muéreme Señor.
Muéreme en la nada.
Que nadie vea mi dolor.
Que ni el cuerpo deje rastros de esta tonta ilusión por recuperarte.
Asesínanme los rumores de la mente.
Los incansables decires del afecto.

La sangre está ahí.
La sangre está en todas partes.

La sangre no vale nada.