Para Susan Boyle
Ya tuve una y la perdí.
Se sentaba ahí callada y taciturna.
Se olvidaba de que existía yo, como si nada.
Jamás me habló. Presentía que me quería mentir y no sabía cómo.
Me miraba como esperando que yo hiciera algo...
que la invitara al cine o a comer.
Un día le dije que no la quería y se fue.
Al principio me dio pena verla partir.
Sentí un dolor extraño en las axilas.
Era porque transpiraba al correr.
Entonces me di cuenta de que podía correr.
Me levanté y me dije:
'¿Querés ir al cine?'
"Querés ir al cine" me dije y no pude creerlo.
Me respondí que sí.
Me vestí, salí a buscarme y cuando me encontré me di un beso enorme.
La película no me gustó. Pero quedé enamorado de mí mismo, así que empecé a verme seguido.
Y ninguna esperanza se volvió a entrometer en mi camino desde entonces.
Javier Sosa