a escribir mi lugar en el mundo.
O que lea la minificción
de identidades
que crearon la úlima huella
del último recorrido.
Veo pájaros
e hipocampos:
corceles de la luna
y fabularios errantes.
Me convocó la ausencia
desde el principio
de los comienzos.
De cuando no me sabía
y de antes.
De cuando llegaste
para no estar.
Anoche vino la carta
sin remitente
Anoche vino el lugar
donde me escribo.
Misterios de ningunaparte
pero con muchos destinatarios.
La carta dice que
encuentre su camino perdido.
Que busque en las hojas
que no llegaron.
El sobre voló lejos,
sin saber quién quedaba
leyendo el misterio.
Javier Sosa