Ese es el continente que te trajo a mí.
Tras años de organización genética y experiencias olvidadas,
la geografía de lo incierto te pone nuevamente ante mis pasos.
Tus cabellos negros hacen marco a la poesía de tu rostro guaraní.
Tus labios poseen el encanto de unos rincones rivereños cercanos
donde los peces nadan libres y pacientes.
Ahora llegas humilde... traes leyendas perdidas de la memoria
y , luego, partes, dejando un misterio duradero...
Tus huellas quedan con una sensación indecible de no saberte ni amarte como debería.
Javier Sosa