Les quiero comentar que desearía creer que no es así... pero ocurre.
Él espera algo de mí que no puedo dar así porque sí... en su momento lo supe dar a alguien en forma continua... y a algunos esporádicamente...
Es mi reliquia sexual a pleno en sus dunas entregadas...
Es posible que los ángeles asistan porque hay amor... pero cómo proyectar una vida con el querer de mi lado... si el poder está como imposibilitado...
Llamen a los aguateros... al mar, si es necesario... díganle a la luna, por lo de las noches...
A los cultivadores de marihuana paraguaya... y a los proveedores de cerveza...
Dénmen el poder y la gracia, caballeros, de presentarles obra semejante del sexo...
Déjenme cantarles canciones de cuna y cuentos de mi infancia...
Por favor, público presente, oigan las burlas y los insultos de la adolescencia... y por qué no, también, los despropósitos de una personalidad arrebatada por depresiones y abandonos... por el despido laboral, el conflicto familiar y la agresión a los más amados... qué protegeríamos al pensarnos correctos en actos tan horrendos si fuimos educados católicos y buenos ciudadanos... dónde habría quedado mi personalidad entonces...
Este es el acto final, damas, presencien el ocaso de una relación fallida... acaso la belleza de los placeres y los paseos y las ideas de mi novio por compartir cosas... y todo eso... y todo eso, caballeros, justamente dónde podré guardarlo...
Si en la desesperanza profunda de un alma tan castigada, las pastillas nobles vienen a prestar ayuda: ¿dónde se olvidó la muerte de mí, señoras y señores, si la vida misma se presenta tan infernal e insoportable con fracasos, abandonos y huidas?