Tomaré esa soga y le haré nudos.
A este nudo le llamaré confianza.
A este, olvido.
Al próximo, silencio.
Hasta decir basta.
Hasta unir extremos.
Viendo que es tarea simbólica, quemaré la soga en un fuego previamente endulzado con copal.
Y luego de invocar los cuatro vientos, la soga cortada por el fuego, pediré por la libertad de todo daño y de toda traición.
Habiendo sabido tanto en la revelación de las verdades y decepciones, voy a danzar ferózmente para exorcisarte de mi vida para siempre.