Apaciguadas las aguas por venir...
Un mar se abría entre vos y yo...
No sabíamos nadar... nadie nos enseño y tampoco pudimos...
En lo profundo azul de esa calma mortal, nuestros cuerpos se hundieron y, alejándose mutuamente por la ondulante corriente marina, se despidieron deseándose felicidad sin fin...
Los cuerpos vagaron un tiempo... voraces los predadores hicieron suparte...
Mientras la tumba marina devoraba nuestra biología... unas almas blancas se reunían en un beso eterno cruzando miradas para disfrutar aquello que no fue posible sobre la faz de la tierra.